Psicólogo en Majadahonda Carmen Crespo

En este artículo, vamos a hablar de cómo la forma en que interpretamos nuestro mundo, lo que ocurre alrededor nuestro y que de alguna manera nos afecta, condiciona totalmente nuestras emociones y nuestras conductas y puede llevarnos a padecer determinados trastornos emocionales.

Voy a poner el ejemplo de tres personas, que están esperando a la puerta del cine a un amigo con el que han quedado, pero este lleva ya 30 minutos de retraso y su móvil está apagado o fuera de cobertura. Vamos a ponerles nombres: Juan, Luis y Ana.

Juan piensa que su amigo seguramente se ha olvidado de la cita o ha pasado completamente de él. Probablemente habrá otros pensamientos del tipo: “siempre es lo mismo”, “es un impresentable”, “yo soy idiota por quedar con él…” Inevitablemente, Juan va a sentir rabia y hostilidad hacia su amigo entre otras cosas y lo más seguro, es que se marche con la firme decisión de no volverle a hablar más.

Luis en cambio, piensa que su amigo ha tenido un accidente y que si no le coge el móvil es porque está inconsciente o algo peor. Inmediatamente va a sentir miedo, preocupación, ansiedad… y con gran probabilidad, se pondrá a hacer llamadas a amigos y familiares por si saben algo de él, lo que generará una gran alarma entre sus allegados.

Ana, piensa que probablemente su amigo está en medio de un gran atasco y que se habrá quedado sin batería en el móvil. Y seguramente decidirá seguir esperando un poco más a pesar de la frustración y el fastidio que siente.

Como veis, la forma en que cada una de estas personas interpreta los hechos, está condicionando lo que siente y su comportamiento. Pero ¿por qué cada uno lo hace de diferente forma? Por dos razones fundamentales: por las experiencias que anteriormente ha vivido con su amigo y/o, por las distorsiones cognitivas que habitualmente maneja.

Y ¿qué es esto de las distorsiones cognitivas? Son formas erróneas de interpretar los hechos. Pensamientos irracionales, negativos, precipitados y poco adaptativos que asumimos como verdades y que generan múltiples consecuencias negativas en nosotros y en los que nos rodean. De hecho, las distorsiones Cognitivas están en la base de muchos trastornos emocionales como ansiedad, la depresión, obsesión, etc. y de muchos problemas de desajuste social y laboral.

Los penamientos negativos aumentan tu ansiedad y Depresion

Lo que ocurre con estas distorsiones (también llamadas creencias irracionales), es que son tan automáticas, que a veces ni nos percatamos de que las estamos utilizando y únicamente nos damos cuenta de cómo nos sentimos.

Os pongo otro ejemplo:

  • Sé que me siento: avergonzado, irritado, triste, humillado….
  • También sé qué situación ha generado esa emoción: que mi compañero ha rebatido mi propuesta delante de mi jefe en la reunión de equipo.
  • Y también sé la conducta que he emitido: me he sonrojado, me he callado y finalmente me he marchado de la reunión antes de que acabara.
  • Pero no sé o no tengo identificados de forma clara, todos los pensamientos que he puesto en marcha para sentirme así de mal y si estoy manejando alguna distorsión cognitiva.Cuando esto ocurre, hay que tomarse un tiempo para reflexionar y llegar a localizar dichos pensamientos: “siempre me deja en evidencia”, “lo que ocurre es que me tiene envidia”, “he quedado como un idiota por callarme”, “seguro que luego se han reído de mí”, “el jefe va a pensar que soy un inútil”, “me van a despedir por culpa de este tío….”

Está claro que este tipo de pensamientos, solo puede llevarnos a sentirnos fatal y adoptar una actitud bastante negativa. Solo por eso, merece la pena cuestionarlos y buscar pruebas de su racionalidad. Si lo hiciésemos, probablemente encontraríamos que muchos de estos pensamientos no tienen realmente ningún fundamento o que por lo menos, no son del todo ciertos.

En tal caso, estaríamos manejando distorsiones cognitivas, que si no contrarrestamos con otros pensamientos más realistas y positivos, terminarán por hacernos sufrir muchísimo.

Existe una lista definida de distorsiones cognitivas, que muchos de nosotros cometemos habitualmente y que están convirtiendo a nuestra mente, en nuestro peor enemigo. Son 12 :

  • 1Perfeccionismo: ser demasiado exigente contigo y con los demás.
  • 2Catastrofismo: ponerte en lo peor o tener la certeza de un mal desenlace.
  • 3Negación: negar o minimizar nuestros errores o debilidades.
  • 4Sobregeneralización: pensar que las cosas ocurren siempre o nunca, todo o nada, etc.
  • 5Etiquetas globales: etiquetar a alguien o a uno mismo en función de un rasgo de personalidad.
  • 6Negativismo: exagerar lo negativo y minimizar lo positivo tuyo y de los demás.
  • 7Pensamiento polarizado: pensar en términos extremos y opuestos.
  • 8Razonamiento emocional: enjuiciar a las personas o las cosas según nos hacen sentir.
  • 9Sesgo confirmatorio: percibir solo aquello que encaja en una idea preconcebida.
  • 10Lectura del pensamiento: adivinar el pensamiento de los otros, por qué hacen lo que hacen.
  • 11Personalización: pensar que lo que la gente hace o dice tiene que ver de alguna manera, para bien o para mal, con uno.
  • 12Atención selectiva: atender solo a lo negativo de uno o de los demás y se excluye el resto.
Es aconsejable identificar cuáles de estas distorsiones cognitivas solemos emplear y en qué medida lo hacemos en nuestro día a día. De esta manera, nos resultará más sencillo darnos cuenta de cuándo las estamos empleando y cómo nos están afectando.

Si sabemos cuáles son, en que consiste cada una y cómo contrarrestarlas, nos resultará más sencillo ir dejando de lado esta manera que tenemos de interpretar las cosas e ir adoptando otra forma más racional y adaptativa, que nos aporte sentimientos y actitudes más positivas.

Los beneficios terapéuticos de aplicar esta técnica cuando se trabaja con trastornos emocionales como la ansiedad, la depresión, los miedos, la baja autoestima, problemas de asertividad, etc., están sobradamente demostrados.

Pero ¿por qué las personas empleamos ciertas distorsiones cognitivas? Es una cuestión de aprendizaje. Probablemente la aprendimos de nuestros padres o tutores, porque ellos las empleaban y nosotros las adoptamos de manera natural. Si además, usarlas alguna vez nos han sido útil o nos ha reportado algún beneficio, la probabilidad de que se repitan aumentará.

Y para completar, la experiencia de vida de cada uno de nosotros, hace que a veces nos anclemos en una distorsión, convirtiéndola casi en un lema.

Los pensamientos negativos aumentan tu ansiedad y Depresion

Pero igual que hemos aprendido a utilizar estas formas erróneas de interpretar las cosas que ocurren en nuestra vida y que nos reportan tantas consecuencias negativas, podemos aprender a usar otras maneras más racionales y beneficiosas para nosotros y los que nos rodean.

No importa la edad; nunca es tarde para aprender. Lógicamente, esto no es algo que se vaya a conseguir de un día para otro. Es necesario práctica y constancia y si contamos además, con la ayuda de un psicoterapeuta que te vaya guiando y motivando, será mucho más fácil y rápido.


Si te ha sido de utilidad este artículo o tienes alguna duda déjanos tus comentarios más abajo.
También tenemos estos otros artículos que creo que te pueden interesar:

Aquí encontraras más información sobre mi servicio de Psicólogo en Majadahonda

Contáctanos para pedir una cita o recibir más información

Las consultas recibidas sobre sobre Terapia Psicológica Individual se tratan en la mayor brevedad posible y de forma totalmente confidencial.
Summario
Cómo Superar La Ansiedad Y La Depresión, Controlando Los Pensamientos Negativos
Nombre de Artículo
Cómo Superar La Ansiedad Y La Depresión, Controlando Los Pensamientos Negativos
Descripción
En este artículo, vamos a hablar de cómo la forma en que interpretamos nuestro mundo, lo que ocurre alrededor nuestro y que de alguna manera nos afecta, condiciona totalmente nuestras emociones y nuestras conductas y puede llevarnos a padecer determinados trastornos emocionales. Está claro que este tipo de pensamientos, solo puede llevarnos a sentirnos fatal y adoptar una actitud bastante negativa. Solo por eso, merece la pena cuestionarlos y buscar pruebas de su racionalidad. Si lo hiciésemos, probablemente encontraríamos que muchos de estos pensamientos no tienen realmente ningún fundamento o que por lo menos, no son del todo ciertos. En tal caso, estaríamos manejando distorsiones cognitivas, que si no contrarrestamos con otros pensamientos más realistas y positivos, terminarán por hacernos sufrir muchísimo.
Autor
Nombre del Editor
Psicóloga Carmen Crespo
Editor Logo